Hoy día estuve visitando a dos personas en el hospital. Una vez mas me hizo recordar la fragilidad humana. Al mismo tiempo me llenó de alegría el corazón poder llevar un poquito de esperanza a esos corazones. Uno de ellos en lagrimas me decia que le emocionaba que alguien “importante” se acordara de el. Yo no soy nadie, yo no soy nada. Soy solamente barro en manos del alfarero, un instrumento en manos de Dios. Mi única misión es llevar la paz de Cristo a las personas que sufren. Hoy dia me acordé de la oración de David: “Jehová Dios mío, A ti clamé, y me sanaste.” Sl. *30:2. ¿Necesita usted de sanidad hoy dia? Clama a Dios. ¡Hazlo